Una vez volaba un cuervo por el cielo llevando en su pico un trozo de carne. Otros veinte cuervos se pusieron a perseguirle y le atacaron sin piedad. El cuervo tuvo que acabar por soltar su presa. Entonces, los que le perseguían le dejaron en paz y corrieron, graznando, en pos del trozo de carne.
Y se dijo el cuervo: "¡Qué tranquilidad ...! Ahora todo el cielo me pertenece".
Anthony DE MELLO, El canto del pájaro, Sal Terrae, Santander, 1982.