En 1979 Maradona visitó a Pelé en su casa de Río de Janeiro. Pelé había jugado su último partido en 1977. Según declaraciones del propio Maradona a la prensa, el brasileño le dio los siguientes consejos: cuida de tu familia y de las bocas que te toca alimentar; no te creas nunca el mejor, aunque lo seas, porque enseguida dejarías de serlo; cree en Dios.
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Cuando el Nápoles ganó la liga, Maradona se convirtió en el rey de la ciudad. Fue tratado como un dios... y él se creyó tal: actuaba como si fuera omnipotente y todo le estuviera permitido. Se puede hablar de una pérdida del sentido de la realidad.El nombre de Maradona se relacionaba cada vez más con el mundo de la droga y la Camorra. Varias prostitutas dieron testimonio sobre cómo el futbolista las había contratado y ofrecido droga.
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En su autobiografía Yo soy el Diego de la gente (2000), Maradona, ahora divorciado, se presenta en cada momento como un niño pobre que lucha por salir adelante; es decir, intenta despertar la conmiseración del lector. No menciona los muchos incidentes cuestionables de su trayectoria. Termina el relato constatando que ha llegado a los cuarenta años y afirma que puede mirar de frente a todo el mundo porque no ha hundido a nadie más que a sí mismo.
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Se sabe que Pelé formaba una dupla temible con Garrincha; nunca perdían cuando jugaban juntos. Pero, fuera de la cancha, Garrincha no mostró la misma mesura que Pelé y murió alcoholizado.
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O Rei era un ídolo para muchos niños brasileños. Durante una gira por África se percató de que también allí los negros le veían como un modelo. Por eso decidió ser un ejemplo aún mejor, y empezó a estudiar para completar su formación. Su técnico le apoyaba de todas las maneras posibles. Una vez terminado el bachillerato, se preparó para el examen de acceso a la universidad, donde acabó cursando una carrera de magisterio deportivo de tres años de duración. No pensaba dedicarse a la enseñanza, entre otras razones porque el fútbol y sus contratos publicitarios le permitían ganarse muy bien la vida; sólo quería dar ejemplo.
LA ILUSTRACIÓN LIBERAL, nº 42, Invierno 2009-2010
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