A mitad de campaña electoral, llamaron al timbre y la sorpresa fue mayúscula al encontrarme con el presidente del gobierno. «Buenos días, Maribel. Vengo a ayudarte». Desde entonces, me echa una mano con la casa, mientras intenta convencerme de sus bondades, pero aún debe lavar mucha ropa sucia para votarle.
Nicolás Jarque, Chacha.