H. G. Wells: “History is a race between education and catastrophe”.

lunes, 28 de marzo de 2011

4º E.E.C. TEMA 6 La democracia ateniense


"La constitución que nos rige, dice Pericles, ha recibido el nombre de democracia porque su fin es la utilidad del mayor número y no la de una minoría." El filósofo Aristóteles resume poco más o menos en estos términos el funcionamiento de la democracia. "Es preciso que los magistrados sean elegidos por todos o por sorteo; que las dignidades no se distribuyan según la importancia de la fortuna; que las funciones no duren nunca muy largo tiempo, que todos los ciudadanos sean llamados a juzgar con los tribunales, y, por último, que la decisión de todas las codas dependa de la Asamblea general de los ciudadanos".

Así se procedía en Atenas. Cualquier ciudadano, sin que se tuviera en cuenta su nacimiento o su fortuna, podía aspirar a los honores y a alcanzarlos, pues los cargos de arconte, de senador y de juez eran sorteados todos los años. Todo ciudadano participaba del gobierno, porque él decidía con su voto si las leyes propuestas habían de entrar en vigor ya en Atenas, ya en el resto del imperio. También tenía derecho a gozar de comodidades, puesto que, con el fin de que hasta los pobres pudieran desempeñar los cargos públicos, se imaginó que éstos fueran retribuidos y que se retribuyera la presencia en la Asamblea; por consiguiente, cumplir con los deberes de ciudadano, fue un verdadero oficio para el ateniense.

Esta democracia era en realidad una oligocracia. Los electores eran poco numerosos (15.000 a lo sumo), y la Asamblea era como una reunión pública en la que todo el mundo se conocía. Tenían esclavos para atender a los trabajos, y súbditos para abastecer de dinero a la ciudad. Todos los años se designaba por sorteo a 6.000 ciudadanos para que fueran magistrados, con lo cual se llegaba al resultado de que la mitad de la ciudad administraba a la otra mitad. Nada es menos conforme con el concepto de las democracias modernas; en éstas, aunque la masa electoral la compongan millones de miembros, el pueblo encomienda a mandatarios el cuidado de gobernarlo, mientras que él se dedica a trabajar para vivir.