H. G. Wells: “History is a race between education and catastrophe”.

lunes, 25 de febrero de 2019

Citius, altius, fortius

Se entrenaba cada día. Sabía que, si quería estar a su altura y ganarles, debía ser más rápido que ellos. No quería sentirse superado una vez más. Sobre todo, lo importante era no dejarse sorprender en la salida. Él fijaba su mirada atentamente, eran solo veinte segundos, pero una eternidad para recordar. No podía parpadear ni un solo instante, de lo contrario ya sería demasiado tarde. Por ello, estaba con la mano preparada sobre el mando a distancia, para darle al botón de grabar cuando las diminutas letras comenzasen a correr por la parte baja del dichoso anuncio de publicidad.

Javier Puchades

viernes, 22 de febrero de 2019

Guido Menzio

El 6 de mayo de 2016 el economista Guido Menzio fue sacado de un avión a punto de despegar de Filadelfia por parte de la policía, alertada por una pasajera recelosa de un extranjero que escribía extraños símbolos y no charlaba con ella. El profesor estaba simplemente estudiando una ecuación, pero para su desgracia le tocó al lado una idiota en un país que se ha vuelto paranoico por el miedo al terrorismo.

Piergiorgio Odifreddi, Diccionario de la estupidez, Editorial Malpaso, Barcelona, 2018.

lunes, 18 de febrero de 2019

No os fiéis de los escritores

Cuando se corrió la voz de que al coronel no había quien le escribiera, ocurrió que todos compramos sobres y papel de cartas. Así quisimos consolar al viejo militar, pero nadie encontró la dirección donde remitirlas. Todo fue un truco publicitario y tramposo de Gabriel García Márquez. Macondo no existe.

Juan Badaya

viernes, 15 de febrero de 2019

Caulerpa taxifolia

El daño que Cousteau hizo al Mediterráneo todavía trae de cabeza a muchos científicos que intentan parar la proliferación de una alga asesina que pone en peligro el ecosistema de nuestro mar.

Vamos por partes que vienen palabras raras. En el Museo Oceanográfico de Cousteau, en Mónaco, se exhibían peces y plantas marinas de todo el mundo. Una de estas era la Caulerpa taxifolia, una alga proveniente de los mares tropicales, donde su crecimiento es lento y moderado. Hasta aquí, nada que decir.

Pero, un buen día, en Mónaco deciden limpiar los tanques de agua porque en las paredes de los mismos prolifera precisamente esta alga y vierten los restos de la limpieza de los acuarios al mar. Y empieza el desastre. Las costas de la Riviera francesa, las italianas y las españolas se ven invadidas por un nuevo ser que lo arrasa todo a su paso. En muy poco tiempo, la Caulerpa taxifolia coloniza más de tres mil trescientas hectáreas de costa.

Malcolm Otero, Santi Giménez, El club de los execrables, Ediciones B, Barcelona, 2018.

lunes, 11 de febrero de 2019

5405

Le narraba un cuento —siquiera uno muy breve— cada día, desde que nació; aunque hubieran discutido, por teléfono si se distanciaban o incluso vía post-it.

A sus casi 15 años, Laia no sabía cómo hablarlo con su padre cuando él se acercó:

—Hoy no tengo cuento... ¿Me cuentas uno tú?

Álex Garaizar

viernes, 8 de febrero de 2019

Dudley Clarke

Durante las batallas en el desierto del norte de África en la Segunda Guerra Mundial, el teniente inglés Dudley Clarke dirigió una campaña para engañar a los alemanes. Una de sus tácticas fue usar utilería —tanques y artillería de imitación— para impedir a los alemanes deducir el tamaño y ubicación del ejército inglés. Desde aviones de reconocimiento de vuelo alto, esas armas de imitación parecerían reales en fotografías. Un elemento de utilería que funcionó particularmente bien fue un avión de madera; Clarke llenó campos de aterrizaje falsos con filas de ellos por todas partes. En cierta ocasión, un preocupado oficial le dijo que habían interceptado inteligencia que revelaba que los alemanes habían hallado la manera de distinguir a los aviones falsos de los reales: simplemente buscaban los puntales de madera que sostenían las alas de los aviones de imitación (fotos amplificadas podían revelar esto). Tendrían que dejar de usar los aviones falsos, dijo el oficial. Pero Clarke, uno de los grandes genios del engaño moderno, tuvo una idea mejor: decidió poner puntales bajo las alas tanto de aviones reales como de los falsos. Con el engaño original, los alemanes se confundieron, pero después descubrieron la verdad. Esta vez, sin embargo, Clarke llevó el juego a un nivel más alto: el enemigo no podía distinguir en general los aviones reales de los falsos, lo cual era aún más desconcertante.

Robert Greene, Las 33 estrategias de la guerra, Espasa, Madrid, 2007.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Andaluces del siglo XIX


  1. José Marchena, llamado Abate Marchena (1768-1821), político afrancesado. Colaboró con José I.
  2. José María Blanco White (1775-1841), escritor. Autor de las Cartas desde España.
  3. Francisco González Peinado (1776-1820), político y militar. Fue diputado por Jaén en las Cortes de Cádiz y uno de los firmantes de la Constitución de 1812.
  4. José Manuel de Vadillo (1777-1858), político liberal. Fue diputado por Jaén en las Cortes de Cádiz, ministro y primer presidente de la Diputación Provincial de Jaén (1813).
  5. Javier de Burgos (1778-1884), político liberal. En 1833, cuando era secretario de Estado de Fomento llevó a cabo la división de España en provincias.
  6. Francisco Cea Bermúdez (1779-1850), político absolutista. Presidente del Consejo de Ministros a la muerte de Fernando VII.
  7. Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), político liberal. Siendo presidente del Consejo de Ministros, se aprobó el Estatuto Real (1834).
  8. Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853), político progresista. Llevó a cabo la desamortización de los bienes del clero regular (1836).
  9. Miguel Gómez (1785-1850), general carlista. Dirigió el ejército carlista en la expedición de 1837.
  10. Ramón María Narváez (1799-1868), general y político moderado. Fue el principal líder político durante el reinado de Isabel II.
  11. Mariana Pineda (1804-1831), liberal. Fue condenada a muerte por bordar una bandera liberal.
  12. José Pelagio Hinojosa Cobacho, llamado José María el Tempranillo (1805-1833), bandolero.
  13. Francisco Serrano (1810-1885), general y político unionista. Junto a Prim, lideró la Revolución Gloriosa.
  14. Luis González Bravo (1811-1871), político moderado. Redactó un proyecto de constitución de 1851.
  15. Andrés López (1819-1849), bandolero. Su vida inspiró la serie Curro Jiménez.
  16. Juan Valera (1824-1905), político y escritor. Fue ministro y embajador de España en Bélgica, Portugal, Austria-Hungría y en Estados Unidos.
  17. Manuel Pavía (1827-1895), general que dio un golpe de Estado en 1874.
  18. Antonio Cánovas (1828-1897), político conservador. Lideró la Restauración borbónica.
  19. Rafael Pérez del Álamo (1829-1911), anarcosindicalista. Fue el dirigente principal de la insurrección campesina de Loja de 1861.
  20. Fernando Primo de Rivera (1831-1931), político y militar. Fue ministro de la Guerra y capitán general de Filipinas.
  21. Emilio Castelar (1832-1899), presidente de la Primera República.
  22. Nicolás Salmerón (1838-1908), presidente de la Primera República.
  23. Segismundo Moret (1838-1913), político liberal. Fue ministro durante el Sexenio y la Restauración y presidente del Consejo durante el reinado de Alfonso XIII.
  24. Francisco Romero Robledo (1838-1906), político conservador. Fue ministro de la Gobernación.
  25. Pascual Cervera (1839-1909), almirante. Comandaba la flota española en la batalla de Santiago (1898).

lunes, 4 de febrero de 2019

Estábamos parados los cincuenta mirando el cadáver de Álex Garaizar

Teníamos frío y miedo.

—¿Qué haremos ahora? —preguntó Patricia.

—Busquemos al culpable —propuso Pablo, creyéndose Frederick Abberline.

Ignacio no dejaba de sollozar.

—La mejor forma de honrarlo es dar a conocer su legado por todo el mundo —dije.

En silencio todos asintieron. Luego nos separamos.

...Y así comenzó la leyenda.

Jean Durand

viernes, 1 de febrero de 2019

Bombas atómicas

En 1945, diez científicos atómicos alemanes, entre los cuales había tres premios nobel, fueron capturados por un comando estadounidense, llevados a un refugio de los servicios secretos ingleses y espiados noche y día sin que lo supieran. Sus conversaciones, desclasificadas y publicadas en 1992, revelan que los “malvados” científicos alemanes eran éticamente más sensibles que los “buenos” científicos aliados y se quedaron trastornados por el hecho de que sus colegas se hubieran prestado a fabricar las bombas atómicas usadas en Japón.

Piergiorgio Odifreddi, Diccionario de la estupidez, Editorial Malpaso, Barcelona, 2018.