El bálsamo de Fierabrás hace efecto, ¡vive Dios si cura a los caballeros!, dos gotas hacen falta, sólo dos; y cuando aquella somanta de palos me tomé medio frasco, ¡impetuoso! Y aquí estoy ahora, ¡inmortal!, en pleno siglo XXXVI, buscando gigantes.
Luis J. Goróstegui