Kallistos regresó de Delfos fatigado y con ampollas en los pies.
—¿Qué vicisitudes te reveló el oráculo, Kallistos? ¡Cuéntanos! —le imploraban en la polis. Él mantenía su semblante imperturbable.
—Los asuntos de los dioses deben permanecer con los dioses.
Antes ejecutado por Zeus que reconocer que no vio absolutamente nada.
Álex Garaizar