Llegué aquí desde África, con el viento sahariano. Tenía agua y alimento hasta que esta mañana entró una mujer blanca. No comprendo su idioma, pero me miró con miedo y repugnancia.
Ahora estoy, con dos patas y una antena quebradas, en la barriga del estruendoso monstruo municipal, que es xenófobo.
Carmen Cano, Fobias.