Había decidido que sería la última vez. Ya nadie nunca mas le rompería el corazón, nadie le haría sufrir más.
Esta vez sería ella, le costo, fue duro. Le dolió, sobre todo la primera punzada del cuchillo.
Pero pronto paso, tal vez por el fluir de la sangre caliente, el dolor se amortiguo, y dio paso a un sopor dulce, a un bienestar.
Cuando se arranco el corazón, todo acabo.
Una sonrisa en su rostro indico qué, pese a tener el corazón roto, por fin era feliz.
Javier Puchades, Por fin fue feliz.