El daño que Cousteau hizo al Mediterráneo todavía trae de cabeza a muchos científicos que intentan parar la proliferación de una alga asesina que pone en peligro el ecosistema de nuestro mar.
Vamos por partes que vienen palabras raras. En el Museo Oceanográfico de Cousteau, en Mónaco, se exhibían peces y plantas marinas de todo el mundo. Una de estas era la Caulerpa taxifolia, una alga proveniente de los mares tropicales, donde su crecimiento es lento y moderado. Hasta aquí, nada que decir.
Pero, un buen día, en Mónaco deciden limpiar los tanques de agua porque en las paredes de los mismos prolifera precisamente esta alga y vierten los restos de la limpieza de los acuarios al mar. Y empieza el desastre. Las costas de la Riviera francesa, las italianas y las españolas se ven invadidas por un nuevo ser que lo arrasa todo a su paso. En muy poco tiempo, la Caulerpa taxifolia coloniza más de tres mil trescientas hectáreas de costa.
Malcolm Otero, Santi Giménez, El club de los execrables, Ediciones B, Barcelona, 2018.