Retiró el paquete de la ranura del buzón; decidió finalmente ceder al miedo y no enviar el que quizá fuera su mejor relato.
Le gustaba escribir cuentos, pero no aprendió de ellos que cuando alguien deja de creer en las corazonadas muere una ilusión en el país de Nunca Podré.
Antonio B., El país de Nunca Podré.