Después de limpiar los tres dedos de polvo que cubrían el salón y darle una mano de pintura, coloqué el sillón de orejas de mi abuelo, la suave alfombra de pelo de mi madre y la lámpara de pie de mi hermano.
La policía aún busca sus cadáveres sin resultado.
Margarita del Brezo, Herencia familiar.