Abría la boca una y otra vez. Bueno, se la abrían. Quisiera o no quisiera, se la abrían. Él solía tenerla cerrada. De hecho, si no lo forzaban, nunca lo hacía por sí mismo. Tragaba objetos, forzado continuamente... Vivía ese drama, día tras día, por ser un buzón de correos.
Salvador Pérez Salas, Forzado a ello.