Hola, soy Eva, tengo 25 años y he pasado de ser una privilegiada a ser una nueva pobre. Empecé a trabajar con 17 años, siempre en trabajos poco cualificados, ganando más de lo que debe ganar un arquitecto en 2012. Estudiaba y trabajaba, me compré un coche que ahora apenas puedo mantener y pude emanciparme a los 18 años. En 2009 dejé el último trabajo harta de ver como la gente que tuvo la suerte de tener un contrato fijo en los 80, cobra tres veces más por hacer tres veces menos. Pensé que habría un sitio mejor para mis habilidades, evidentemente me equivoqué, o eso pienso ahora. Mientras tenía paro, un subsidio bastante generoso dada mi situación (no tengo hipoteca ni que pagar alquiler ni hijos que mantener). En dos años sólo he conseguido trabajar 20 días y cobrando mucho menos de lo que me pagaban en el paro por estar un día parada. Ahora mismo estoy desesperada, me considero una persona empobrecida personalmente, es muy frustrante que no haya una oportunidad que te permita realizarte.
Este año he cumplido 40, soy mujer, madre de dos niñas y trabajadora, cuando la situación me lo permite. Soy una nueva pobre desde hace tiempo, ya que navego a la deriva buscándome la vida entre subvenciones e ingenios. Soy de Barcelona y he trabajado en el mundo del marketing y del diseño gráfico, sorteando como he podido la conciliación laboral y la vida familiar. Me separé en el 2004 y así entré la primera en la conocida crisis, ya que me quedé con dos niñas de 1 y 3 años a tiempo completo y sin ingresos, porque trabajaba en el que era nuestro negocio familiar. Como pude encontré trabajo en una imprenta para conseguir sacar adelante mi familia, con las limitaciones de horario que tenía con lo niños a cuestas y estando sola,no es nada fácil encontrar algo que te lo facilite. Llegó la crisis y en el 2008 la imprenta donde estaba empezaba a hacer aguas, se veía venir su final, muchas pequeñas empresas se vieron obligadas a cerrar y me pilló como a tantos en el 2009. Me surgió la oportunidad de trabajar en Euskadi, por mediación de unos amigos e inicie mi etapa en el mundo del marketing online. Durante dos años he podido aprender y disfrutar de cierta tranquilidad, pero el contrato era cerrado por dos años y después iniciaría mi etapa como autónoma sin más remedio. Me pareció una solución posible, porque tarde o temprano esto de la crisis se tenía que solucionar y con un poco de suerte cuadrarían las fechas. No parece que vaya a ser así. Ahora me encuentro iniciando mi andadura profesional en solitario y sin recursos, con una subvención para un proyecto que me aporta 600 € mensuales y buscando clientes para crearles tiendas online, webs y servicios de community management. Las cosas están complicadas y tendré que salir adelante sin más remedio, pero es duro, incierto y se entiende que las nuevas políticas aboguen por el emprendizaje. Está claro que otras opciones no existen y el búscate la vida como puedas impera en el ambiente. Yo soy una persona optimista que está desencantada con tanta incertidumbre, tanta política de igualdad, sostenibilidad e innovación social, términos que al final llenan los discursos y crean subvenciones extrañas a las que pretendo venderme para atrapar algo de tanto desvario. Suerte y que la fuerza nos acompañe.
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