Un aciago día de finales de 1977, al entrar en el despacho del entonces ministro de Hacienda, Francisco Fernández Ordóñez —como consejero delegado de Campsa, el ministro de Hacienda era mi jefe y despachaba con él de vez en cuando—, le vi tan apesadumbrado y enfadado, algo nada habitual en él, que le pregunté: "¿Pero qué te pasa, Paco?". Me miró fijamente y me dijo: “Pues que este irresponsable de Adolfo [Suárez], que además de ser un ignorante cortoplacista no tiene el menor sentido del Estado, me ha obligado a restituir el régimen foral a Guipúzcoa y Vizcaya en lugar de quitárselo también a Navarra y Álava, que es lo que, como sabes, tenía previsto en mi proyecto de reforma fiscal”.
Y añadió: “Cuando le vamos a pedir a los españoles 100.000 millones de pesetas adicionales, la mayor subida fiscal de nuestra historia para cambiar el régimen, lo menos que podemos ofrecerles es equidad en la carga y justicia en la distribución, pero Adolfo, que es un falangista que pacta todo en 'petit comité' a espaldas del pueblo, se la ha cargado porque Marcelino [Oreja] y Agustín [Rodríguez Sahagún] —cabezas de lista de UCD por Guipúzcoa y Vizcaya respectivamente— dicen que si no hacemos esto, perderán las elecciones; ¿te puedes creer que unos intereses personales se van a cargar la justicia tributaria en un país que pretende ser moderno y democrático?”. Le dije que dimitiera, como haría Fuentes Quintana unos meses después, pero Paco no era un luchador y no lo hizo.
Roberto Centeno, "Pacto fiscal con Cataluña: menos pensiones y más impuestos" (El Confidencial, lunes 25 de septiembre de 2017).
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