El presidente Reagan, preocupado por el presupuesto federal y tratando de sacarlo adelante, preguntó a un físico:
—¿Cuántas son dos y dos?
El físico respondió al instante:
—Cuatro, señor presidente.
Reagan consideró esto unos momentos, utilizando los dedos, y no quedó satisfecho. Por consiguiente, preguntó a un experto en estadística:
—¿Cuántas son dos y dos?
Después de reflexionar, el experto respondió:
—La última encuesta realizada entre estudiantes de secundaria, señor presidente, revela un conjunto de respuestas que dan un promedio muy próximo a cuatro.
No obstante, era el presupuesto lo que estaba en juego, así que Reagan consideró que debía llevar la pregunta hasta la cumbre. Por consiguiente, preguntó a un economista:
—¿Cuántas son dos y dos?
El economista echó las persianas, miró rápidamente a ambos lados y, habiéndose asegurado que estaban solos, susurró:
—¿Cuál le gustaría que fuera la respuesta, señor presidente?