30 de julio de 1957 (martes). Valle de los Caídos.
Con ocasión de mi estancia en El Escorial, estuve hace dos días en el Valle de los Caídos, visitando el magnífico monumento creado por Franco para conmemorar la Cruzada y enterrar allí a los caídos de la misma.
La prensa extranjera se ocupa mucho de esta obra de Franco y dicen que éste desea que guarde sus restos mortales. Aunque seguramente le enterrarán allí, no creo que él lo hiciera pensando en esto, sino para perpetuar la victoria sobre el comunismo; tal vez haya querido imitar a Felipe II, que levantó el monasterio de El Escorial para conmemorar la batalla de San Quintín.
Según mis noticias las obras se pagaron con el sobrante del importe de la suscripción nacional que se hizo a raíz de la Cruzada y que administra el ministro de la Gobernación, y se terminaron con el beneficio de un sorteo especial de la lotería. El antiguo ministro don Blas Pérez debe estar perfectamente enterado de todo este asunto, la forma de administrar los fondos, comprobantes, etc.
Esta obra está exclusivamente inspirada por Franco hasta en los más mínimos detalles. Él fue quien hizo los diseños de los adornos de los altares, de los relieves del pórtico con escenas de la Pasión, etc., etc.
En España no hay ambiente para ese monumento, pues aunque dure el miedo a otra guerra civil, gran parte de la población tiende a perdonar y a olvidar. No creo que ni los familiares de los blancos ni de los rojos sientan deseos de que sus deudos vayan a la cripta, que si sólo es para los blancos establecerá para siempre una eterna desunión entre los españoles.
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco, Planeta, Barcelona, 1976.