H. G. Wells: “History is a race between education and catastrophe”.

lunes, 29 de septiembre de 2014

El retrato del ministro

 

Claude–Marie no puede disimular su somnolencia. Ha tenido que despertarse temprano para llegar antes del alba al hotel del ministro. El retratista revisa una vez más las pinturas, los pinceles. Todo está preparado. Cuando recibió el encargo, el secretario del ministro le dijo que éste no dispondría de mucho tiempo. 

–El duque siempre está muy ocupado. Trabaja desde la madrugada hasta la medianoche. A veces el emperador le llama para despachar con él.

Ha pasado más de una hora y el pintor comienza a impacientarse. Claude–Marie está nervioso. Se juega mucho con este retrato. Sabe que este encargo puede abrirle las puertas de los salones. Tiene que demostrar que ha sabido asimilar las enseñanzas de David; tal vez algún día pueda adquirir la fama de éste.

Claude-Marie percibe una fragancia que ya le resulta casi familiar. Por una puerta medio oculta aparece el secretario del ministro. 

–¿Lo tenéis todo? –le pregunta.

–Sí. Des-desde luego. Lo ten-tengo todo. Bueno… Sólo fal-falta… el mi-ministro.

–El duque –le corrige el secretario–. Tendréis que empezar sin él. Quizá se pase luego.

–No enti-tiendo.

–Sabéis que tenéis que pintarle con el uniforme de gala, las condecoraciones. Las principales condecoraciones. Todo tiene que resultar solemne, majestuoso. El duque quiere que este retrato sirva de modelo para los otros.

–¿Los o-otros?

–Sí, desde luego. Si al duque le gusta el retrato que vais a pintar, pretende que sirva de modelo, de inspiración para otros. Es un hombre muy ocupado. No puede perder el tiempo posando.

–No co-conozco al mi-minis…, al du-duque.

–No os preocupéis por eso. Yo os lo describiré. Tiene un rostro inteligente, ojos generosos, nariz equilibrada. Desde luego, lleva el pelo empolvado. ¿No os basta con eso para hacerle el retrato?