Eduardo Torres-Dulce, fiscal general del Estado |
"Una buena base educativa implica generalmente concepciones exigentes en lo ético. Una demanda básica del ciudadano consciente es la transparencia; esto es, la exigencia de que quien sirve en un cargo público rinda cuentas de sus acciones y omisiones ante todos los ciudadanos y que la información relativa al funcionamiento de las instituciones fluya por los cauces de comunicación social al uso y sea, de este modo, fácilmente accesible a todos. La opacidad del Estado no es fácilmente tolerada por quien se siente parte de una comunidad democráticamente regida. Por lo demás, incluso estadística y empíricamente, es fácil comprobar que los países que presentan menores índices de corrupción se corresponden con los países con mayor nivel educativo y cultural."
El País, miércoles 27 de agosto de 2014.
Artículo completo