Una vez un Hombre capturó a un Águila y le cortó las alas y la puso en el corral, con las gallinas. El Águila se sentía muy deprimida por el cambio.
—¿Por qué no te alegras? —dijo el Hombre—. Como águila no eras más que un ser común y corriente, pero como gallo eres un ave de incomparable distinción.
Ambrose BIERCE, Fábulas fantásticas.