Desde que Ela no está, nada es igual. El caníbal, la profesora de ciencias, el pianista, incluso el vagabundo; Ela nos congregaba como a una familia. Ahora somos parias.
Es nuestra culpa: deberíamos habernos encargado del psiquiatra mucho antes de que le recetara esas estúpidas píldoras para tratar la esquizofrenia.
Silvina Palmier, Ela no está.