En el pasado siglo XIX un alcalde, acostumbrado a mudar de constituciones, recibió del gobernador un oficio al que contestó:
"Excmo. señor. He recibido la nueva constitución y la he mandado publicar solemnemente, conforme es costumbre y se hará con todas las demás que VE. se sirva remitirme."
Carlos Fisas, Historias de la Historia. Segunda serie, Planeta, Barcelona, 1986.