Ahora que celebramos el centenario de Julio Caro Baroja recuerdo que a mediados los ochenta le entrevisté, una mañana de invierno, en su casa de Madrid. Conversamos agradablemente, y como el secesionismo etarra era entonces muy dañino y cruel, se me ocurrió preguntarle:
—Don Julio, ¿qué cree que se podría hacer para acabar de una vez con el terrorismo?
Se quedó pensando un momento y contestó:
—Mire, joven… lo único que se me ocurre es enviar allí trenes llenos de psiquiatras.
Ignacio Vidal-Folch, "Trenes llenos de psiquiatras" (El País, 17 de diciembre de 2014)
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