Un hombre viejo y enfermo caminaba por el campo. De pronto lo asaltaron cuatro mocetones y le quitaron sus pertenencias. Triste, el anciano prosiguió su camino. Pero en la encrucijada más cercana vio, sorprendido, cómo tres de los ladrones atacaban al cuarto para despojarlo del botín. Durante la trifulca, éste cayó al suelo. Lleno de alegría, el anciano lo recogió y se alejó a toda prisa. Pero en la ciudad más próxima fue detenido y conducido ante el juez. Allí estaban los cuatro mocetones, nuevamente bien avenidos, y lo acusaban.
El juez dictaminó lo siguiente: el anciano debería devolver a los jóvenes el último bien que le quedaba.
—De lo contrario —dijo el sabio y justo magistrado—, esos cuatro individuos podrían sembrar la discordia en el país.
El juez dictaminó lo siguiente: el anciano debería devolver a los jóvenes el último bien que le quedaba.
—De lo contrario —dijo el sabio y justo magistrado—, esos cuatro individuos podrían sembrar la discordia en el país.
Bertolt BRECHT, Narrativa completa. 1. Relatos. 1913-1927, Alianza, Madrid, 1998.