Una Persona Inofensiva que paseaba por un lugar público, fue atacada por un Desconocido, con un garrote, y severamente golpeada.
Cuando el Desconocido con un garrote fue sometido a juicio, su víctima dijo al Juez:
—Ignoro por qué me atacó; no tengo un enemigo en el mundo.
—Esa —dijo el acusado— es la razón por la que lo golpeé.
—El prisionero queda absuelto —dijo el juez—; un hombre que no tiene enemigos, no tiene amigos. Los tribunales no se hicieron para esta gente.
Ambrose BIERCE, Fábulas fantásticas.