El nacionalismo liberal resaltaba la modernidad de los hombres de Cádiz, su defensa de los derechos individuales, la soberanía nacional, la división de poderes, la economía liberalizadora, la secularización de la vida pública –sin perder el vínculo con el catolicismo–, y tenía una visión de la historia de España anclada no en los reyes sino en el pueblo.
Los liberales, señalaban que los diputados de Cádiz habían hecho una doble lucha, contra la invasión y contra el absolutismo, para hacer a la nación española protagonista de su destino; de ahí que el artículo 2º de la Constitución dijera que aquélla no era patrimonio de "ninguna familia ni persona". Los monárquicos liberales apostaban por la combinación de libertad y orden en una monarquía sustentada en la voluntad y el consentimiento de la nación. Un planteamiento que evocaba la "Constitución histórica" de la que había hablado Cánovas: el Rey con las Cortes como representación nacional. La izquierda liberal, incluida la republicana, ponía el énfasis en el espíritu democrático de la Constitución, en la traición de Fernando VII y en el protagonismo del pueblo, como señalaba entonces un anciano Benito Pérez Galdós. Frente al tópico que consideraba la Constitución un engendro masónico, y a sus autores oscuros conspiradores, los liberales ensalzaban su virtud cívica, la moralidad y el patriotismo de sus actos, incluso su ingenuidad, muchas veces causa de su caída. Así, Cádiz, los diputados y la Constitución de 1812 se convertían en lugares de la memoria liberal, del esfuerzo por la libertad moderna de la nación.
Por su parte, el nacionalismo tradicionalista arrinconaba las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, porque, a su entender, eran la imposición de un régimen bastardo, nacido de conspiraciones oscuras y de la influencia francesa, ajeno a la naturaleza católica y monárquica del país y que olvidaba que España había sido grande con el absolutismo imperial y la intolerancia religiosa.
También los nacionalistas y el PSOE despreciaron la conmemoración. El Socialista no celebró nada el 19 de marzo; sí, en cambio, la víspera: concretamente, un nuevo aniversario de la Comuna de París (1871); y alabó, no la resistencia gaditana, sino la de los "trabajadores parisienses" frente a las tropas de la República francesa, lo que debía ser un "acicate" para luchar por la desaparición del "infamante y envilecedor régimen del salario".
Jorge VILCHES, ¿Quién celebrará la Constitución de 1812?
Libertad Digital Suplementos, lunes 26 de diciembre de 2011.
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