El arte bizantino se caracterizó por el uso del arco de medio punto, la planta de cruz griega y basilical y el empleo de la cúpula.
Las principales construcciones fueron las iglesias, entre las que destacan Santa Sofía de Constantinopla y San Marcos de Venecia.
Las paredes y las cúpulas se decoraron con mosaicos, que se realizaron con teselas o pequeñas piezas de cerámica o vidrio de colores. Los mosaicos más famosos están en la iglesia de San Vital de Rávena.