H. G. Wells: “History is a race between education and catastrophe”.

miércoles, 9 de mayo de 2012

2º CC.SS. - TEMA 10 - Fernando el Católico



Pongo un rey a todos los pasados; propongo un rey a todos los venideros: don Fernando el Católico, aquel gran maestro del arte de reinar, el oráculo mayor de la razón de Estado.

Sera éste no tanto cuerpo de su historia cuanto alma de su política; no narración de sus hazañas, discurso sí de sus aciertos; crisis de muchos reyes, que no panegiris de uno solo, debida a la magistral conversación de Vuestra Excelencia, lograda de mi observación.

Comentaré algunos de sus reales aforismos, los más fáciles, los accesibles, que los primorosos, los recónditos, esos cederlos he a quien presumiere alcanzarlos. Apreciaré reglas ciertas, no paradojas políticas, peligrosos ensanches de la razón, estimando más la seguridad que la novedad.

Protesto que no alienta mi pluma el favonio de la lisonja, pues nunca esta buscó tan remotos los asuntos. Excusa, sí, mi osadía, y aun la solicita, mi suerte de hallarme, digo, con muchas noticias eternizadas por su propia real católica mano; deformes caracteres, pero informados de mucho espíritu. Oráculo dos veces por lo arcano de la inscripción, y más por lo profundo del pensamiento.

Quedó envidiando a Tácito y a Comines las plumas, mas no el cetro; el espíritu, mas no el objeto.

Fundó Fernando la mayor monarquía hasta hoy en religión, gobierno, valor, estados y riquezas; luego fue el mayor rey hasta hoy.

Concurrieron siempre grandes prendas en los fundadores de los imperios; que si todo rey, para ser el primero de los hombres ha de ser el mejor de los hombres, para ser el primero de los reyes ha de ser el máximo de los reyes.



La verdadera y magistral política fue la de Fernando, segura y firme, que no se resolvía en fantásticas quimeras; útil, pues le rindió reino por año; honesta, pues le mereció el blasón de Católico. Conquistó reinos para Dios, coronas para tronos de su cruz, provincias para campos de la fe y, al fin, fue el que supo juntar la tierra con el cielo. Fue rey de prendas y de ocasiones, cortadas éstas a la medida de aquellas. Tuvieron algunos príncipes magníficas prendas, pero faltáronles ocasiones de emplearlas. Al contrario, otros tuvieron las ocasiones y faltáronles los talentos, que no fe, cual condene por mayor infelicidad. No las afectó Fernando, ni las violentó, su dicha le convidaba con ellas. Su mayor prenda y el sol de las demás fue una prodigiosa capacidad, fundamento seguro de una real grandeza.

Baltasar GRACIÁN, El político.