La mujer del explorador y escritor Richard Francis Burton, que fue cónsul británico en la ciudad, describía así las relaciones entre austríacos e italianos en la Trieste de la década de 1880:
"Si un austríaco celebraba un baile, algún italiano se encargaba de poner una bomba en el local; la familia imperial siempre era recibida con un coro de bombas: se ponían bombas en los trenes o en las vías de ferrocarril, en los parques y jardines, se ponían bombas hasta en las salchichas. A decir verdad, en muchas ocasiones era sumamente irritante."