¿Es conveniente la emigración? Lo único que puede afirmarse es que es lógica. El viaje a Buenos Aires, que dura veintitantos días, cuesta muy poco más que el viaje a Madrid o a Barcelona. Por lo demás, si la fortuna no es segura en Buenos Aires —nada hay tan versátil como esa diosa, que sigue siendo hermosa y deseada, a pesar de su exigua cabellera—, por lo menos es posible. La mitad de las industrias de aquí están fundadas con el dinero de América: los hoteles más hermosos son residencias de indianos; los automóviles que cruzan más orgullosamente las carreteras de Galicia son un esparcimiento del capital trasatlántico, ¡qué bien lo necesita el pobre después de las miserias y las fatigas con que se formó! Los tesoros sepultados en el fondo de la ría de Vigo eran de oro de América, y ese oro se refleja aún en la superficie de aquellas aguas. Vigo es, en su mayoría, una ciudad de indianos, y su movimiento más importante es el de los buques que van a América o que vuelven de ella.
¿Y los campos? ¿Quién los cultiva? Para los que se quedan, siempre producirán lo bastante. ¡Y aunque no lo produjeran! Para el campesino gallego, como para cualquier otro campesino, es mucho más halagüeña la posibilidad de acumular algunos miles de pesos que algunos cestos de coles. Las coles alimentan mucho, pero los pesos alimentan más.
El dinero que con mayor actividad se mueve aquí, el más emprendedor y el más valiente, es el dinero americano. Si hay algunos hoteles en las ciudades gallegas es porque han sido construidos para los que vienen de América. Si hay algunas vías de comunicación, a ellos se les deben en gran parte. De no haberse descubierto América, Galicia sería tan desconocida como ella, porque no habría medio de venir aquí ni sitio donde vivir.
Julio CAMBA, Playas, ciudades y montañas.