Calixto García Íñiguez (1839-1898) |
Lucía Íñiguez (1819-1906) |
El general acampaba con muy poca tropa cuando fue sorprendido por el enemigo. Conminado a rendirse decidió que era preferible el suicidio y se dio un tiro en la barba. La bala le atravesó la boca y la nariz para salir por la frente, donde con el tiempo se le haría una cicatriz en forma de estrella.
Cuando le informaron a la madre del general que éste se había rendido, ella respondió que ese no era su hijo. Cuando le explicaron que antes de ser apresado por el enemigo se había pegado un tiro, dijo: "¡Ah, ese sí es mi hijo!"
Guillermo Cabrera Infante, Vista del amanecer en el trópico, Plaza y Janés, Barcelona, 1984.