El psiquiatra Carlos Castilla del Pino y yo formamos parte del comité organizador del frustrado homenaje a Antonio Machado que iba a celebrarse en Baeza (1966), para el que Miró y Picasso habían pintado sendos carteles. Como bien se sabe, aquel homenaje, que convocó de hecho a una muchedumbre en la bella ciudad andaluza, fue prohibido a última hora por la autoridad gubernativa, ya que —según el alcalde— la ciudad iba a ser invadida por una peligrosa muchedumbre de rojos. Bien. Algunos miembros del comité, entre ellos Carlos Castilla, el fiscal Vicente Chamorro y yo, íbamos a la cabeza de un profuso grupo de asistentes y fuimos interceptados por un piquete de la policía armada. Castilla se encaró con el oficial que parecía comandar a los grises y, tras aducir algunas serias desavenencias, hizo lo más inaudito: le pidió la documentación para saber a quién había que hacer responsable de semejante tropelía, a lo que el guardia, después de un momento de vacilación o de perplejidad, ordenó cargar de inmediato contra el grupo.
José Manuel Caballero Bonald, Examen de ingenios, Seix Barral, Barcelona, 2017.
