Un día más, Faraji recorrió penosamente los 33 kilómetros que le separaban del territorio controladopor Mwenye. Pagó 2.000 francos a sus hombres y cargó el arroz de la ONU de vuelta. Allí logró colocarlo por 2.700 francos, mientras soñaba con adquirir una kalashnikov para convertirse en el nuevo Mwenye.