Detectamos a las hordas invasoras alienígenas con tiempo suficiente para hacer inexpugnable a la Tierra. Pero, cuando llegaron, no nos lanzaron ni una sola bomba, ni siquiera aterrizaron en nuestro planeta. La gravedad y la rotación planetaria fueron más que suficientes para nuestra aniquilación: les bastó con destruir la Luna.
Luis J. Goróstegui, Exceso de confianza.