Protesto, Señoría. Sin duda, la denunciante habrá sido acunada con cuentos. Y conocerá el peligro de adentrarse en el bosque con su llamativa caperuza de color rojo. Nunca debió detenerse a recoger unas flores ni mantener conversación alguna con mi defendido, que se limitó a obrar según su instintiva naturaleza.