Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) fue un escritor y político argentino. Su libro más admirado es Facundo o Civilización y barbarie (1845), obra clásica de la literatura argentina, que critica la dictadura embrutecedora de Juan Manuel de Rosas (1835-1852), la primera de las largas tiranías en la historia de Argentina. Sarmiento fue presidente de su país entre 1868 y 1874. Su lema fue "gobernar es educar". La presidencia de Sarmiento se centró en la promoción de la educación y el desarrollo de las comunicaciones; favoreció la llegada de inmigrantes, que creía ayudarían al desarrollo de su país. Su ministro de Interior, Dalmacio Vélez Sársfield, fomentó la extensión de la red telegráfica.
Sarmiento es conocido sobre todo por su política educativa: inició la formación profesional de los maestros, inauguró bibliotecas populares, fundó escuelas de agronomía, creó escuelas primarias en las provincias. En 1943, la primera Conferencia Interamericana de Educación, reunida en Panamá, estableció como Día Panamericano del Maestro en las Américas el 11 de septiembre, día en que falleció Sarmiento.
Rosas declara la guerra a Francia... atacando la educación pública
Desde entonces, la Gaceta cultiva, ensancha, agita y desenvuelve en el ánimo de sus lectores el odio a los europeos, el desprecio de los cuerpos que quieren conquistarnos. A los franceses los llama titiriteros, tiñosos; a Luis Felipe, guarda chanchos, unitario, y a la política europea, bárbara, asquerosa, brutal, sanguinaria, cruel, inhumana. El bloqueo principia y Rosas escoge medios de resistirlo dignos de una guerra entre él y Francia. Quita a los catedráticos de la Universidad sus rentas, a las escuelas primarias de hombres y de mujeres, las dotaciones cuantiosas que Rivadavia les había asignado; cierra todos los establecimientos filantrópicos; los locos son arrojados a las calles, y los vecinos se encargan de encerrar en sus casas a aquellos peligrosos desgraciados. ¿No hay una exquisita penetración en estas medidas? ¿No se hace la verdadera guerra a la Francia, que en luces está a la cabeza de la Europa, atacándola en la educación pública? El Mensaje de Rosas anuncia todos los años que el celo de los ciudadanos mantiene los establecimientos públicos. ¡Bárbaro! ¡Es la ciudad, que trata de salvarse de no ser convertida en pampa, si abandona la educación que la liga al mundo civilizado! Efectivamente, el doctor Alcorta y otros jóvenes dan lecciones gratis en la Universidad, durante muchos años, a fin de que no se cierren los cursos; los maestros de escuela continúan enseñando y piden, a los padres de familia, una limosna para vivir, porque quieren continuar dando lecciones. La Sociedad de Beneficencia recorre, secretamente, las casas, en busca de suscripciones; improvisa recursos para mantener a las heroicas maestras, que, con tal que no se mueran de hambre, han jurado no cerrar sus escuelas, y el 25 de mayo presentan sus millares de alumnas todos los años, vestidas de blanco, a mostrar su aprovechamiento en los exámenes públicos... ¡Ah, corazones de piedra! ¡Nos preguntaréis todavía por qué combatimos!.
Domingo Faustino SARMIENTO, Facundo.
Fomento de la lectura
Cuando he escrito sobre educación, he manifestado mi firme creencia de que la perfección y los estímulos en la lectura pueden influir poderosamente en la civilización del pueblo. En mí no ha tenido otro origen mi afición a instruirme que el haber aprendido a leer muy bien.
Domingo Faustino SARMIENTO, Recuerdos de provincia.