El Día Mundial del Medio Ambiente es uno de los principales vehículos que las Naciones Unidas utilizan para fomentar la sensibilización mundial sobre el medio ambiente y promover la atención y acción política al respecto.
Los objetivos son darle una cara humana a los temas ambientales, motivar que las personas se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y equitativo, promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación, la cual garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más prospero y seguro.
Se celebra desde 1973.
Lemas utilizados
2012 - Economía verde
2011 - Bosques: naturaleza a tu servicio
2010 - Muchas especies: un planeta, un futuro
2009 - Unidos para combatir el cambio climático
2008 - Hacia una economía baja en carbono
2007 - El deshielo, ¿un tema candente?
2006 - Desiertos y desertificación
2005 – Ciudades Verdes
2004 - Mares y Océanos - ¿Vivos o Muertos?
2003 – Agua –Dos Mil Millones sufren sin ella
2002 – Demos a la Tierra una oportunidad
2001 – Conéctate a la Cadena de la Vida
2000 – El Milenio del Ambiente – Es Tiempo de Actuar
1999 - Nuestra Tierra - Nuestro Futuro - ¡Sólo Sálvalo!
1999 - Nuestra Tierra - Nuestro Futuro - ¡Sólo Sálvalo!
1998 - Por la Vida en la Tierra - Salva nuestros Mares
1997 - Por la Vida en la Tierra
1996 - Nuestra Tierra, Nuestro Habitat, Nuestro Hogar
1995 - Nosotros la gente: Unidos por un Ambiente Global
1994 - Una Tierra, Una Familia
1993 - Pobreza y Ambiente - Rompiendo el Círculo Vicioso.
1992 - Sólo una Tierra, Preocúpate y Comparte
1991 - Cambio climático: Necesidad de una Sociedad Global
1990 - Los Niños y el Medio Ambiente
1989 - Calentamiento Global; Amenaza Global
1988 - Cuando la Gente pone al Ambiente Primero, el Desarrollo Durará
1987 - Ambiente y Resguardo : Más que un Techo
1986 - Un Árbol para la Paz
1985 - Juventud: Población y el Ambiente
1984 - Desertificación
1983 - Manejando y Disponiendo Residuos Peligrosos: lluvia ácida y energía
1982 - Diez Años después de Estocolmo
1981 - Agua Subterránea
1980 - Un Nuevo reto para la Nueva Década
1979 - Sólo un Futuro para nuestros Hijos
1978 - Desarrollo sin Destrucción
1977 - Preocupación Ambiental de la Capa de Ozono
1976 - Agua: Recurso Vital
1975 - Asentamientos Humanos
1974 - Sólo una Tierra
Mannahatta
Sanderson es un paisajista de la Wildlife Conservation Society, que trata de salvar a un mundo puesto en peligro por sí mismo. En su sede del Zoo de Bronx, Sanderson dirige el Proyecto Mannahatta, un intento de recrear, virtualmente, la isla de Manhattan como era cuando la tripulación de Henry Hudson la vio por vez primera en 1609: una visión preurbana que tienta a la especulación acerca de cómo podría ser un futuro poshumano.
Su equipo ha rastreado documentos originales coloniales holandeses, mapas militares británicos, estudios topográficos y una gran variedad de archivos. Se han investigado los sedimentos, los pólenes fósiles y se ha creado una imagen de la isla a comienzos del siglo XVII. Con cada nueva entrada de una especie de hierba o árbol históricamente confirmada en alguna parte de la ciudad, las imágenes se vuelven más y más detalladas, más sorprendentes, más convincentes. Su objetivo es una guía manzana a manzana del bosque que hubo una vez, que Sanderson imagina cuando esquiva los autobuses de la Quinta Avenida.
Cuando Sanderson se pasea por Central Park, es capaz de mirar más allá del medio millón de metros cúbicos movidos por sus diseñadores, Frederick Law Olmstead y Calvert Vaux, para llenar lo que fue un pantano cenagoso rodeado por robles y zumaques. El director del Proyecto Mannahatta ve el agua que fluye por todas partes en la ciudad; se han identificado más de 40 arroyos y ríos que atravesaban lo que una vez una isla montañosa y rocosa: en la lengua algonquina de sus primeros ocupantes humanos, los lenni lenape, Mannahatta hacía referencia a esos cerros desaparecidos. Cuando los planificadores del siglo XIX, impusieron la red de calles al norte de Greenwich Village -el revoltijo de callejuelas del sur fue imposible de desenredar- se comportaban como si la topografía fuera irrelevante. A excepción de algunos afloramientos de esquisto, inamovibles en Central Park y en la punta norte de la isla, el terreno de Manhattan fue aplastado.
Los hombres tuvieron que construir una red de tuberías subterráneas. En una ciudad que sepultó sus ríos, observa Sanderson, "la lluvia sigue siendo cayendo; tiene que ir a alguna parte".
Si la naturaleza contraatacara, ésta sería la clave del desmantelamiento del Manhattan moderno: el vientre de la ciudad se inundaría en unas pocas horas.
Alan WEISMAN, The World Without Us, St. Martin's Press, Nueva York, 2007.