No debemos hacer esperar a este magnífico público. Señoras y señores, ante ustedes ven, en vísperas de desaparecer, al representante de una clase que también va desapareciendo. Nosotros, pequeños artesanos burgueses, nosotros que abrimos con nuestras honradas ganzúas las niqueladas cajas registradoras de los pequeños negocios, nosotros somos devorados por los grandes empresarios, detrás de los cuales están las grandes instituciones bancarias. ¿Qué es una llave maestra comparada con un título accionario? ¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo? ¿Qué es el asesinato comparado con el trabajo de oficina? Conciudadanos, me despido para siempre. Les agradezco que viniesen. Algunos de ustedes me han sido muy queridos. Que Jenny me haya traicionado es una cosa que me sorprende mucho. Prueba evidente de que el mundo no cambia nunca. El concurso de algunas desgraciadas circunstancias hacen que yo sucumba. Pues bien, sucumbiré.
Bertolt BRECHT, La ópera de tres centavos.