El veto de un nutrido grupo de anunciantes al programa La Noria supone un ataque a Telecinco donde más le duele. No sólo toca el bolsillo del grupo italiano en plena crisis publicitaria y sin que haya rentabilizado la compra de Cuatro, sino que también abre la veda al boicot de otros espacios de la casa, que funcionan al límite de la ley. Es el caso de Sálvame, que se emite en horario de protección reforzada para los menores. Al menos ese es el aviso que lanzan empresas y asociaciones de telespectadores. “Hay preocupación en Telecinco, por supuesto. Nuestro rol no es abanderar movilizaciones sociales, pero está claro lo que haremos si anunciarnos en una cadena nos enfrenta a nuestros clientes”, se asegura desde uno de los principales anunciantes de este país, bajo condición del anonimato.
Desde otra empresa se incide en este punto. “Lo que ha pasado con La Noria es un tema ético. Si me apuras, hasta anecdótico y discutible. Lo del horario protegido para menores no tiene discusión alguna: se incumple la ley. El planteamiento de estos anunciantes puede ser el primer paso para que cambien algunas cosas en las parrillas”, se subraya. Ahora bien, la pregunta es si las compañías están dispuestas a renunciar a una audiencia de millones de espectadores a la hora de introducir sus reclamos. Sobre todo en el caso de Telecinco, la que concentra mayor share de las privadas. “Es verdad que se pierden 2,5 millones de espectadores, pero se ganan otros 43. A la hora de comprar, se buscan targets, afinidad. Y Telecinco se ha polarizado a una serie de contenidos, lo que hace que pierda interés. No lo están poniendo fácil”, se puntualiza.
El Confidencial, martes 8 de noviembre de 2011.
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