Tras varios meses de debate, el 19 de marzo de 1812, las Cortes promulgaban la primera Constitución de la monarquía española. Su texto definía a la nación como la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios y como españoles a todos los hombres libres nacidos y avencidados en los dominios de las Españas y a los hijos e éstos; consagraba los principios de libertad individual, igualdad ante la ley y libertad de trabajo; prometía una división del territorio por una ley constitucional y establecía la distinción de poderes residenciando el legislativo en las Cortes con el rey, el ejecutivo en el rey y el judicial en los tribunales establecidos por la ley. Era una constitución democrática, que afirmaba la soberanía de la nación y el derecho de sufragio; era también monárquica, que declaraba la religión católica como única del Estado y establecía unas Cortes unicamerales con diputados elegidos por Juntas Provinciales elegidas a su vez por sufragio universal masculino del que quedaban excluidos los "servidores domésticos" y, para los territorios de América, los criados y los negros.
Julio VALDEÓN, Joseph PÉREZ, Santos JULIÁ, Historia de España, Espasa Calpe, Madrid, 2003.