H. G. Wells: “History is a race between education and catastrophe”.
martes, 13 de noviembre de 2012
15 de noviembre: Día Mundial Sin Alcohol
DÍA MUNDIAL SIN ALCOHOL
El 15 de noviembre se celebra el Día Mundial Sin Alcohol. Este día, instaurado por la Organización Mundial de la Salud, se creó para tratar de llamar la atención sobre una enfermedad que ha sido el azote de las últimas décadas del siglo XX y promete ser bastante más cruenta en este siglo XXI.
La repercusión social de los problemas relacionados con el alcohol requiere una respuesta para la prevención y ayuda a los sectores más afectados por este problema. El Día Mundial Sin Alcohol representa un estímulo más para reflexionar, desde todas las instancias, sobre el alcohol y sus consecuencias.
EFECTOS DEL CONSUMO DEL ALCOHOL
Los efectos del alcohol varían según las personas y las cantidades ingeridas. En un primer momento tiene un efecto estimulante y deshinbidor, lo que, entre otras cosas, facilita la comunicación y las relaciones interpersonales. Al tratarse, por lo general de una sustancia de fácil acceso, el hábito puede desarrollarse desde una edad temprana, sin que los jóvenes se percaten de ello. El peligro radica, sin embargo, en que cada vez se necesitan cantidades más altas para conseguir el efecto apeticido.
El alcohol produce trastornos de diversa gravedad, tanto a corto como a largo plazo, y prácticamente todos los órganos y sistemas del cuerpo humano se ven afectados por él.
El alcohol, una vez ingerido, se absorbe en el estómago y, la mayor parte, en el intestino delgado.
La rapidez de absorción depende del alcohol que llegue hasta el intestino delgado; la presencia de alimentos en el estómago, la cantidad de alcohol ingerida y las características de la bebida consumida, influyen en la velocidad de absorción del alcohol y su paso a la sangre.
Una vez en la sangre, se distribuye por todos los órganos del cuerpo humano, afectando de forma especial al cerebro (y por tanto al comportamiento de las personas) y al hígado, encargado principal de su metabolismo.
El nivel máximo de alcohol en sangre se alcanza entre los 30 y 90 minutos desde que se ingiere la bebida. Su eliminación cuesta más tiempo, aproximadamente entre 8-10 horas, pudiendo mantenerse hasta 18 horas después de haber sido ingerido.
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CIRROSIS
La cirrosis es la fibrosis progresiva y difusa que causa alteraciones en la arquitectura del hígado.
El hígado es el órgano más grande de nuestro cuerpo y es esencial para mantener el funcionamiento equilibrado del organismo porque es como un filtro que remueve o neutraliza sustancias dañinas de nuestra sangre, produce agentes inmunes para el control de las infecciones, desecha gérmenes y bacterias, fabrica proteínas que regulan la coagulación de la sangre y produce bilis para ayudar en la absorción de grasas y vitaminas.
La cirrosis es el reemplazo del tejido normal por tejido de cicatrización que bloquea el flujo de sangre hacia este órgano, y no lo deja trabajar en forma adecuada. Esta alteración en el hígado puede causar la muerte.
Existen muchas circunstancias que dañan al hígado, las más frecuentes son el alcoholismo intenso y la infección con el virus de la hepatitis B y C.
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GLOTONERÍA Y EBRIEDAD
¿Qué resulta más despreciable, la glotonería o la ebriedad? La inclinación a la bebida no es tan rastrera, ya que la bebida es un medio útil para la sociabilidad y la locuacidad, al provocar cierta euforia en el hombre, y es disculpable en esa medida; si bien el menor exceso da lugar al vicio de la ebriedad. En cualquier caso, pese a ser un vicio "animalesco", el vicio de la ebriedad no resulta tan despreciable como el de la glotonería, que es mucho más abyecto, no sólo porque nada tiene que ver con la sociabibilidad, sino por tratarse de una mera exhibición de bestialismo. Pero, aunque la ebriedad y el darse a la bebida resulten un poco menos ignomimiosos en comparación con la glotonería, eso no significa que dejen de ser vergonzosos por su cuenta.
Immanuel KANT, Lecciones de ética, Crítica, Barcelona, 2002.
LOS HIJOS CUBREN LA DESNUDEZ DEL PADRE BORRACHO
Noé se dedicó a la agricultura y fue el primero que plantó una viña. Pero cuando bebió vino, se embriagó y quedó tendido en medio de su carpa, completamente desnudo.
Cam, el padre de Canaán, al ver a su padre desnudo, fue a contárselo a sus hermanos, que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, se lo pusieron los dos sobre la espalda y, caminando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre. Como sus rostros miraban en sentido contrario, no vieron a su padre desnudo.
Cuando Noé despertó de su embriaguez y se enteró de lo que había hecho su hijo menor, dijo:"¡Maldito sea Canaán! Él será para sus hermanos el último de los esclavos". Y agregó: "Bendito sea el Señor, Dios de Sem,y que Canaán sea su esclavo. Que Dios abra camino a Jafet, para que habite entre los campamentos de Sem; y que Canaán sea su esclavo".
Génesis 9, 20-27.
COSTUMBRES DE LOS PERSAS
Después de bien bebidos, los persas suelen deliberar acerca de los negocios de mayor importancia. Lo que entonces resuelven, lo propone otra vez el amo de la casa en que deliberaron, un día después; y si lo acordado les parece bien en ayunas, lo ponen en ejecución, y si no, lo revocan.
HERODOTO, Los nueve libros de la Historia, Edaf, Madrid, 1989.
LA EMBRIAGUEZ
Y es el caso que, entre los demás, paréceme la embriaguez vicio grosero y brutal. Los otros vicios alteran el entendimiento; éste lo trastorna y entorpece el cuerpo. El peor estado del hombre es aquel en el que pierde el conocimiento y dominio de sí.
Michel de MONTAIGNE, Ensayos, Cátedra, Madrid, 2010.
UN BORRACHO HABLA CON SUS DOS HIJOS
-Yo le dije que era un bribón, y él me contestó que no era tal cosa, sino un hombre de ideas amplias... Pero ahora caigo en que todo esto lo hizo otro. He sufrido una confusión... Otra copita y ya no bebo más. Trae la botella, Iván. ¿Por qué no me has detenido cuando he empezado a mentir?
-Porque sabía que te detendrías tú mismo.
-Eso no es cierto. No me has dicho nada por maldad. En el fondo, me desprecias. Has venido a mi casa para demostrarme tu desprecio.
-Me voy. El coñac se te empieza a subir a la cabeza.
-Te he rogado insistentemente que fueras a Tchermachnia para uno o dos días, y no has ido.
-Partiré mañana, ya que tanto te interesa.
-No lo creo. Tú quieres estar aquí para espiarme.
El viejo no se calmaba; había llegado a ese punto de la embriaguez en que los bebedores, incluso los más pacíficos, sienten de pronto el deseo de poner de manifiesto sus cosas malas.
-¿Por qué me miras así? Tus ojos me están diciendo: «¡Despreciable borracho!» Tu mirada está llena de desconfianza y desprecio. Eres astuto como tú solo. La mirada de Alexei es radiante: él no me desprecia. Alexei, guárdate de querer a Iván.
-No te enojes con mi hermano. Le has ofendido -dijo Alexei firmemente.
-Está bien. ¡Ah, qué dolor de cabeza tengo! Iván, dame el coñac: te lo he dicho ya tres veces.
Quedó pensativo y de pronto sonrió astutamente.
-No te enfades con un pobre viejo, Iván. Tú no me quieres, lo sé. Lo que no sé es por qué no me quieres. Pero no te enfades. Has de ir a Tchermachnia. Te diré dónde puedes ver a una muchachita con la que... bromeo hace tiempo. Va todavía descalza, pero eso no debe preocuparte. No hay que hacer aspavientos ante las jovencitas descalzas: son perlas.
Se dio un beso en la mano y en seguida se animó, como si su tema favorito le curase de su embriaguez.
-¡Ah, hijos míos! continuó . Mis cochinillos... Yo..., a mí, ninguna mujer me parece fea. Es un don, ¿comprendéis? No, no podéis comprenderme. No es sangre, sino leche, lo que corre por vuestras venas. Todavía no habéis salido del cascarón. A mi juicio, todas las mujeres tienen alguna peculiaridad interesante: el quid está en saber descubrirla.
Fiodor DOSTOIEVSKI, Los hermanos Karamazov.
UN BORRACHO ARDE
-Mi agente Harris -explicó Alvez- ha muerto a manos de un blanco y es preciso que su muerte sea vengada.
-Que lo lleven al rey Massongo, de los Assuas. Ellos lo cortarán en pedazos y se lo comerán crudo -ordenó Moini Lungga-. Ellos no han olvidado el sabor de la carne humana.
A pesar de que la propuesta del rey satisfacía los propósitos de Negoro, éste no quería deshacerse de su víctima.
-Ese blanco que ha matado a nuestro camarada Harris, está aquí -explicó Negoro-, y en consecuencia, es aquí donde tiene que morir.
-De acuerdo -asintió el rey-; pero recuerda que por cada gota de sangre quiero una gota de agua de fuego.
Con la sed del alcohol, Moini Lungga quería satisfacer también la sed de sangre, tan imperiosa entre los salvajes.
Un gran caldero de cobre de enorme capacidad fue colocado en el centro de la amplia plaza, y en el mismo fueron vertidos unos barriles de alcohol.
Se añadió canela, guindilla y todos cuantos ingredientes podían hacer más irritante aquella bebida de salvajes.
Una multitud formaba círculo alrededor del rey, al que se acercó Alvez entregándole una mecha encendida.
-¡Prendedle fuego! -ordenó el tratante.
Moini Lungga acercó el extremo de la mecha al alcohol y unas llamas azuladas empezaron a dar vueltas sobre la superficie del caldero, mientras Alvez, provisto de un enorme cucharón de metal, movía el líquido que arrojaba lenguas de fuego hacia lo alto.
Moini Lungga deliraba. Por fin, se adelantó y tomando el cucharón de manos de Alvez lo levantó lleno del llameante líquido y se lo acercó a los labios. El rey de Kazonndé profirió un grito espantoso al sentirse prendido por el fuego, como un barril de petróleo. El fuego le devoraba y un ministro del monarca que se precipitó sobre su rey para ayudarle, se prendió fuego a su vez.
Moini Lungga y su ministro habían sucumbido ya cuando sus cuerpos continuaban ardiendo. En el lugar en que cayeron retorciéndose, sólo podía verse al cabo de un corto espacio de tiempo unos huesos calcinados, resto de lo que habían sido dos seres humanos.
Julio VERNE, Un capitán de quince años.
LA LEY SECA
Bueno, ahora sabemos el éxito que tuvo la enmienda dieciocho. No sólo no evitó que la gente bebiera, sino que contribuyó a crear las grandes bandas de malhechores que actualmente son casi tan poderosas como el gobierno.
Siempre habíamos tenido la cantidad normal de carteristas, falsificadores, atracadores de bancos, apaleadores de esposas y toda la clase de delincuentes menores. No obstante, ¿por qué habría que robar el bolso de una anciana o quitarle las monedas a un ciego que mendigaba, cuando era posible hacer millones fabricando licores falsificados? A pesar de la enmienda dieciocho y de la desaparición paulatina del whisky auténtico, la gente seguía estando sedienta y ávida de beber un trago de vez en cuando. Sin embargo el gobierno, con su sabiduría acostumbrada, en lugar de permitir a sus ciudadanos beber moderadamente como damas y caballeros, consiguió que el whisky que bebíamos estuviera hecho de madera que hacía dos semanas a lo sumo estaba aún en el bosque.
Millones de personas, abstemias de toda la vida, que nunca habían estado en un bar o en un cabaret y que eran indiferentes a los placeres de un combinado o de un martini, sintieron de repente ansias de probar el alcohol. Yo estaba entre aquellos millones. Jamás había bebido antes del 16 de enero de 1920. No se trataba de que lo desaprobara desde el punto de vista moral, sino de que no me gustaba el sabor de aquella materia. De hecho, sigue sin gustarme. Bebo de vez en cuando, en las fiestas, a fin de evitar que me atrapen sobrio. Pero con la llegada de la prohibición llegué a la conclusión de que, si el alcohol era ilegal, tenía que haber algo en él que yo nunca había descubierto.
El día en que se implantó la gran estupidez, empecé a dedicar una buena parte de mi tiempo a negociar con contrabandistas de camisas de seda el suministro de su aguado mejunje envasado en botellas de marcas caras. Me aseguraban que el material procedía «directamente del barco». Por el modo como me quemaba el gaznate cuando descendía, supongo qué procedía directamente del barco... raspado concretamente de los costados y luego embotellado.
Groucho MARX, Groucho y yo, Tusquets Editores, Barcelona, 1995.
SOLDADOS EBRIOS
Más importante era la ración de vodka, teóricamente 100 gramos diarios. Los hombres se quedaban en silencio cuando aparecía el vodka, mirando cada uno la botella. La tensión de la batalla era tan enorme que la ración nunca se consideraba suficiente, y los soldados estaban dispuestos a ir bastante lejos para satisfacer esta necesidad. El alcohol industrial e incluso el anticongelante era bebido después de ser pasado a través del filtro de carbón activado de una máscara de gas. Muchos soldados se habían deshecho de sus máscaras de gas durante la retirada del año anterior, de modo que los que aún las tenían podían negociar. El resultado podía ser mucho peor que el feo dolor de cabeza. La mayoría se recobraron porque eran jóvenes y saludables y no lo consumían con frecuencia, pero aquellos que lo probaban demasiadas veces se quedaron ciegos.
En los ejércitos de la estepa, los soldados a menudo bebían hasta un litro de licor en invierno. La cantidad por encima de la ración oficial se completaba evitando informar de las bajas y repartiendo lo correspondiente a éstas, o trocando uniformes o partes del equipo con lo aldeanos tras las líneas. Los brebajes caseros obtenidos de esta forma en la estepa calmuca incluían «todos los tipos de alcohol imaginables, incluido un licor extraído de la leche».
Antony BEEVOR, Stalingrado, Crítica, Barcelona, 2004.
BEBO TODO
Los alcohólicos erigen defensas como diques los holandeses. Yo me pasé los primeros doce años de mi vida matrimonial diciéndome que «sólo me gustaba beber». También empleé la Defensa Hemingway, famosa en el mundo entero. Nunca se ha expuesto con claridad (porque no sería de machos), pero consiste más o menos en lo siguiente: soy escritor, y por lo tanto muy sensible, pero también soy un hombre, y los hombres de verdad no se dejan gobernar por la sensibilidad. Eso sería de maricas. En conclusión, que bebo.
Si la jodía (conduciendo de noche y dando una vuelta de campana en alguna carretera poco transitada, o reventando una entrevista en directo por la tele), no faltaría quien me aconsejara controlar mi afición a la bebida, y decirle a un alcohólico que controle lo que bebe es como decirle a alguien con una diarrea de las que hacen historia que controle los esfínteres. Tengo un amigo que ha pasado por lo mismo y cuenta una anécdota graciosa sobre su primera tentativa de recuperar el dominio de una vida que se le escapaba. Acudió a un psicólogo y dijo que a su mujer le parecía mal que bebiera tanto.
—¿Cuánto bebe? —preguntó el psicólogo.
Mi amigo lo miró con incredulidad.
—Todo —contestó, como si cayera por su peso.
Sé lo que sentía. Yo ya hace casi doce años que no pruebo el alcohol, pero sigue pareciéndome inconcebible la visión de alguien en un restaurante con una copa de vino a medias. Me dan ganas de levantarme, ir a su mesa y gritarle a la cara: «¡Acábatela! ¿Por qué no te la has acabado?» Me parecía ridícula la idea de beber alcohol como acto social. ¿Por qué no te tomas una coca cola, ya que no quieres emborracharte? Durante mis cinco últimos años de bebedor, siempre remataba las noches con el mismo ritual: vaciar en el fregadero las cervezas que quedaran en la nevera. Si no, al acostarme las oía hablar y no tenía más remedio que acabar levantándome y coger otra. Y otra. Y otra.
Stephen KING, Mientras escribo, Plaza y Janés, Barcelona, 2001.
AMY WINEHOUSE SE AHOGÓ EN ALCOHOL
Tres meses después de su muerte, hoy se ha sabido al fin qué acabó con la vida de Amy Winehouse. La cantante de 27 años murió de manera "no intencionada", después de haber consumido cinco veces más alcohol que el permitido para conducir en Reino Unido. En su cuerpo se encontraron 416 miligramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre, cuando el límite legal para conducir son 80 miligramos, según el veredicto del tribunal de St. Pancras Corner. Estos datos descartan la hipótesis del suicidio.
Winehouse fue encontrada muerta en su piso de Camden el pasado 23 de julio pero hasta ahora no se habían podido esclarecer las verdaderas circunstancias de su fallecimiento. El mismo informe asegura que junto a su cadáver se encontraron tres botellas de vodka, "dos grandes y una pequeña". La artista había estado recibiendo ayuda durante años para combatir su adicción al alcohol y tenía instrucciones muy precisas de no beber cuando finalizó en Londres un programa de rehabilitación.
El País, miércoles 26 de octubre de 2011.
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